Si la inspiración me llega
no lo pienso demasiado
y escribo de muy buen grado
porque rimar me sosiega.
Me enfrento a la ardua tarea
y desarrollo la idea,
aporreando el teclado
sin cuidado.
Como escribir me fascina,
y me deja concentrada,
ya no me acuerdo de nada;
me olvido de la cocina,
de tender la lavadora
o pasar la aspiradora,
y si tengo que almorzar
voy al bar.
Las horas pasan volando,
compongo sin dilación,
aprovecho la ocasión
y sigo versos juntando.
Pero luego, de repente
se acaba completamente
de manera misteriosa,
y a otra cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario