27 may 2025

PLACERES PLAYEROS

 

He ido a pasar unos días

a la orillita del mar,

pensando estar muy tranquila,

tomar el sol y nadar. 


El primer día que bajo

a la playa, tan contenta,

llevando en mi bolsa un termo

con helado té de menta,

me temo que no hay lugar

para plantar mi sombrilla,

aunque, al fin, encuentro un hueco,

a cien metros de la orilla.


Llego rauda y me aposento,

estiro bien la toalla,

y me tumbo, musitando,

¡qué bien que se está en la playa!


Más, de pronto, un proyectil

me llega como las balas…

¿Es que habrá algún insensato

que esté jugando a las palas?

¡Era lo que me faltaba,

me ha impactado en la nariz!

tal y como empieza el día

no lo intuyo muy feliz.


Mejor será que me ponga

un buen ratito en remojo…

que ese niño del rastrillo,

por poco me saca un ojo.


El agua está algo revuelta

pero eso a mí no me arredra,

peor ha sido al entrar,

que me he clavado una piedra…


¡Madre mía!¿esto qué es,

tan viscoso y transparente?

¡Se me pegó una medusa

que llegó con la corriente!


¡Ay, qué picor!, ¡qué urticante!,

¡cómo la piel se me ha puesto!

Voy corriendo a un dispensario

a ver si me arreglan esto…


Y, en cuanto me hayan curado,

os lo digo de verdad,

que voy a  hacer las maletas

y me vuelvo a la ciudad.




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