Está bien lo de viajar,
ir de la Ceca a la Meca...
pero me sale una mueca
si me lo empiezo a pensar.
Lo tengo que meditar,
pues me parece atrayente,
ver mundo, conocer gente,
y parar en un hotel,
que aunque sea de gran nivel
me da una pereza ingente.
Los colchones no me gustan
pues, acostumbrada al mío,
dormir es un desafío
si los muelles se me incrustan
o las sábanas no ajustan.
Siempre los encuentro duros
y me veo en mil apuros
sin poder pegar el ojo,
me levanto con enojo
pensando en los días futuros.
Como decía E.T.,
echo de menos mi casa,
la comida no me pasa,
no me entra ni el café.
Así que no tardaré
en retomar el camino
y en cuanto llegue a destino
diré lo de "dulce hogar".
¿Dónde mejor voy a estar?
Ni lo sé ni lo imagino.
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