Discuto con la vida cada día,
mas cada anochecer hago las paces,
y aun siguen pareciéndome fugaces
las horas desprovistas de alegría.
Si lo pensara bien no entendería
la razón de esta extraña paradoja;
la fatiga, el dolor y la congoja
no menguan mis deseos de estar viva,
incluso cuando nada me motiva,
la existencia muy corta se me antoja.
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